martes, 12 de julio de 2011

AMOR, PERSONA Y SEXUALIDAD


Seguidamente, Soloviev, vuelve a afirmar que solamente el amor sexual, a diferencia de otros amores, es el que puede ser paradigma del verdadero amor y tipo de los demás amores. Ahora bien, vuelvo a insistir en que, desde mi punto de vista, Soloviev no entiende por amor sexual un amor que implique las relaciones sexuales. La sexualidad es la persona humana en cuanto que corporea. La sexualidad no es un añadido a la persona. Se es persona humana masculina o persona humana femenina pues el cuerpo es personal y la persona humana es corporal. Por tanto, amor sexual es amor de la persona humana en su totalidad corporea y espiritual. Es cierto que en la diferenciación sexual es donde se visualiza de un modo más claro la referencia a la necesaria complementariedad del ser humano y su estar llamado a una comunión personal. Pero esto no indica que necesariamente deba darse una unión carnal. Si tenemos en cuenta que el Amor en Dios es esencialmente la Persona del Espíritu Santo, esto es el amor del Padre y del Hijo hecho Persona, nos damos cuenta de que el amor no implica necesariamente lo carnal sino que transciende lo carnal. De modo que incluso en el ser humano, en la medida en que nos dejamos penetrar por el espíritu de Dios nuestro amor personal que es un amor encarnado, puede transcender y superar lo material por medio del espíritu. Esto no supone de ninguna manera concebir la materia y el cuerpo como algo malo. Todo lo contario, son algo bueno y algo santo porque ha sido creado por Dios. La maravilla es que siendo ontológicamente la materia inferior por su naturaleza al espíritu, la materia, el cuerpo puede ser transido y elevado por el espíritu a un nivel superior sin dejar por ello de ser materia y cuerpo.

La Iglesia Católica tuvo desde el principio que batirse en una durísima lucha contra el pensamiento gnostico. El gnosticismo  sí que concebía el cuerpo y la materia como algo malo. La Iglesia Católica defendió siempre la bondad del cuerpo y de la materia frente a todas esas ideas gnosticas en todas sus variantes y manifestaciones pues el gnosticismo constituía una mezcla de multiples creencias, religiones, todo un eclecticismo al que se le daba un barniz de un devaluado cristianismo y que amenazó seriamente con helenizar la fe cristiana.

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