lunes, 27 de junio de 2011

LA NOCIÓN DE "UNITOTALIDAD" DE SOLOVIEV


La relación de Dios con su pueblo Israel se expresa con mucha frecuencia como la relación del Esposo con la esposa.
Estar referido al otro en la relación esponsal supone reconocer en el otro un valor absoluto. El que la persona sea consciente de que posee  un valor absoluto no supone soberbia pues, ciertamente, ese valor absoluto le confiere a cada persona humana una dignidad incondicional. Dice Soloviev: «La mentira fundamental y el mal del egoísmo no está en esta autoconciencia absoluta y en esta autovaloración del sujeto sino en el hecho de que éste, atribuyéndose justamente un valor absoluto, acaba por negarlo injustamente a los demás; reconociéndose como centro de la vida, y teniendo en esto plena razón, acaba sin embargo por confinar a los demás a la periferia del propio ser y les reconoce un valor exclusivamente exterior y relativo».
Aunque Soloviev habla de “individualidad” pienso que sería más exacto hablar de “persona humana”. Podemos decir, pues, que la persona humana es un absoluto. Eso sí, un absoluto relativo. ¿No esto una contradicción? Aparentemente sí. Pero si por absoluto entendemos alguien que vale por sí mismo, que tiene un valor en sí mismo, ciertamente podemos entender que le apliquemos el término absoluto. Pero por otra parte, si ese absoluto, ese alguien que vale por sí mismo no tiene el ser por sí mismo sino que su ser es recibido por otro y está referido a otro, entonces comprendemos que hablemos de un absoluto relativo. Relativo ¿a quién? Por supuesto a Dios, que es el Absoluto con mayúscula porque no está referido a nadie. Dios es el Ser en sí y por sí. Dice Soloviev: «Dios es todo, es decir, posee en un solo acto absoluto todo el contenido positivo, toda la plenitud del ser».

El ser humano, en cuanto absoluto, tiene la posibilidad de alcanzar la Totalidad, es decir, unirse con el Absoluto divino. Aquí es clave la noción de Soloviev de “unitotalidad”. Pero la agudeza del pensamiento de Soloviev llega a vislumbrar que para que el hombre pueda llegar a ser todo es preciso que lo sea junto con los demás: «solo junto con los demás puedo realizar el propio valor absoluto, llegar a ser una parte indivisible e insustituible del entero unitotal, un órgano autónomo, vivo y específico de la vida absoluta. La verdadera individualidad es una determinada forma de unitotalidad».

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