lunes, 13 de junio de 2011

EL AMOR, FUERZA LIBERADORA


El solo conocimieto teórico de la verdad no nos preserva del egoísmo sino que al contario puede llevarnos a él, cerrarnos en nosotros mismos, hacernos soberbios. Lo único que nos puede librar del egoísmo hacia el que el conocimiento de la verdad solamente teórica nos puede conducir es el amor. Amar esa verdad. Por eso afirma Soloviev: «La verdad, como fuerza viva que se apodera de la interioridad del hombre y lo libera efectivamente de la falsa autoafirmación, se llama amor».  Si descubrimos la verdad pero no la amamos, entonces estamos queriendo afirmar en nuestra vida lo contrario a la verdad, y en ese caso ya no estamos realizando la verdad, ya no estamos en la verdad y por eso caemos en el egoísmo. De ahí que Soloviev diga: «El amor, como efectiva eliminación del egoísmo, es la justificación real y efectiva salvación de la individualidad». Es otra forma de expresar lo que dijo Jesús: «El que se ama a sí mismo se pierde. Y el que se pierde a sí mismo se gana». Pretender amarse sólo a sí mismo nos condena porque nos cierra y nos impide amar a los demás. Amar a los demás nos libera porque nos salva de la cárcel de nuestro yo y nos abre a la infinidad de Dios y de los demás. El amor es la fuerza que nos salva de la falsa autoafirmación, de la falsa autonomía. La soberbia consiste principalmente en esa pretendida autonomía de Dios y de los demás, el pretender prescindir de Dios y de los otros.

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