lunes, 20 de junio de 2011

SACRIFICAR EL EGOÍSMO


Afirma Soloviev que «el significado del amor humano en general es la justificación y la salvación de la individualidad a través del sacrificio del egoísmo». Y considera que el amor sexual es el amor por excelencia, el prototipo y el ideal de cualquier otro amor.

Ahora bien, sobre este punto, yo haría alguna matización. Desde luego no en la dirección de restarle valor e importancia al amor sexual, sino en el sentido de intentar clarificar lo que, en mi opinión, quiere decir Soloviev y que se puede presentar a confusión. Para Soloviev, que al decir esto alude al Cantar de los Cantares y al Apocalipsis, está claro que no se refiere sin más a un amor sexual entendido como mera relación erótica. Cabría entender mejor lo que desea afirmar Soloviev si lo entendieramos con la expresión “amor esponsal”. Si, como dice Soloviev, no es una casualidad que las relaciones sexuales se llamen amor, tampoco es casualidad que en la Sagrada Escritura el verbo que se emplea para expresar la unión conyugal sea el de “conocer”. Y así se afirma que : «Y conoció Adán a su esposa Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín» (Gen 4, 1). Igualmente a eso mismo se refiere María en la Anunciación cuando se le dice que va a concebir un Hijo: «Cómo será eso pues no conozco a varón». Es interesante y muy significativo que la unión esponsal y más en concreto el acto conyugal se expresen como conocer que es un acto intelectual. Teniendo esto presente se puede afirmar con Soloviev que el amor sexual, entendido como el acto conyugal de los esposos es el prototipo y el ideal de cualquier otro amor. Pero podemos matizar que esto es así porque la persona es corporal y diferenciada sexualmente de modo que están orientados el varón a la mujer y viceversa, de modo que el varón se reconoce en cuanto tal al conocer a la mujer y la mujer se reconoce como tal al conocer al varón. Ambos están orientados al conocimiento del otro a través de todo cuanto son, también en su ser corporal, pues son complementarios y están hechos el uno para el otro.

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